El verdadero e ilustrado razonamiento que
sigue a continuación en realidad debería haber llevado
por título “Peculiaridades y funcionamiento
del Ánodo de Sacrificio”, pero lo más
probable es que con tan poco estimulante cabecera usted no estaría
leyendo estas líneas en este preciso momento. De ahí
que hayamos elegido el más estimulante y controvertido de
Las Casas Reales y lo de La Mano en La Caja y TODO ESO. |
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Verán, la corrosión es un ataque que experimentan los metales por la acción del medio en el que se utilizan. Dada la diferencia de potencial entre objetos que se conectan eléctricamente se inicia un proceso de lucha; el material más débil cede electrones al más fuerte y así, se va empobreciendo. El material que se corroe lo suele hacer despacio y sufriendo.
Este fenómeno implica
dos tipos de consecuencias:
1) El
material sufre una pérdida progresiva
de sus propiedades mecánicas
2) El daño por debilidad afecta a todas las estructuras que de él dependen.
Con la corrupción política
y económica tiene lugar un proceso tangencialmente similar:
Un miembro de una Casa Real
(la que fuere) que metiese la mano en el bolsillo del contribuyente,
cometería una fechoría inigualable, puesto que su acción
afectaría todos los súbditos sin excepción (incluso,
pueden ustedes creerlo, a quienes no hiciesen la declaración
de la renta). Eso resulta algo abominable, ¿no les parece?
A nosotros, una cosa de esta envergadura, nos parece más abracadabrante
que el asunto de Enron y Kenneth Lay, el tipo que en 2001 robaba a
sus propios empleados.
Pero lo verdaderamente peligroso
no viene dado por estafar a la ciudadanía. Lo
peor de todo es lo siguiente:
UNO.
Un Miembro de la Casa Real que meta la mano en la caja donde se guardan
las contribuciones de los contribuyentes, tras la comisión
de la fechoría, tal como ustedes se pueden hacer cargo, considerarán
de mucha menor envergadura, pongamos por caso, la venta de acciones
*preferentes* (no sé si ustedes nos siguen).
DOS. Al cabo de cierto tiempo, un comportamiento de poca monta como el anterior, la venta de material de saldo inservible les parecería una insignificancia, dando lugar, tras una larga cadena de degradación, a la venta de automóviles de segunda mano defectuosos y, finalmente, a la inobservancia del Día del Señor, la profusión de palabrotas, la impuntualidad en el trabajo, el saltarse a la torera las obligaciones del trabajador según se encuentran consignadas en el Estatuto en cuestión, y el llevarse del trabajo, y sin disimulo alguno, unos cuantos folios, bolígrafos y lápices para los niños (damos por supuesto que usted jamás ha llevado a cabo acciones tan reprobables como las que acabamos de describir). TRES. Ahora volvamos al conspicuo asunto de la corrupción de los metales:
Existen métodos para
protegerse de la corrosión: entre ellos la contradictoria estructura
que se conoce como “ánodo
de sacrificio”. cuando se coloca un “ánodo
de sacrificio”….sacrificas al otro para salvarte tú
y así, no te corroes. Un ánodo de sacrificio es una
especie de "cebo" que pones al lado del elemento que se
corroe y con menor potencial de oxidación, Lle cargas el muerto
a otro, ¿van viendo de qué va la cosa?: a usted le viene
de maravilla que los miembros de la Casa Real (quienes
fueren) metan la mano en la caja. El efecto inmediato es que
usted se sentirá una persona cabal, correcta, impecable.
No pretendemos aturdirles más
con este asunto. Por ello nos parece razonable concluirlo con una
sagaz reflexión, recogida en un popular dicho andaluz:
“EN UN CORTIJO GRANDE,
EL MÁS TONTO SE MUERE DE HAMBRE”.
¿Verdad que usted no
se salta ninguna norma, ni siquiera de aquella de más fácil
cumplimiento y establecida por toda la sociedad en su conjunto y a
través de los mecanismos jurídicos y legales que mediante
los preceptos institucionales todos hemos establecido? ¿Nada
de llevarse lápices de la oficina? ¿Nada de salir antes
de la hora? ¿Nada de decir siempre la verdad? ¿Nada
de apretar un pelín más el acelerador cuando sabe que
no lo van a pillar? ¿Nada de engañar a la pareja?
Nos alegramos de que sea así.
Por favor. No se indigne ahora cuando el Rey del Cortijo (el que fuere)
meta la mano en la caja.
Y recuerde lo siguiente: 1) El material sufre una pérdida progresiva de sus propiedades mecánicas. 2) El daño por debilidad afecta a todas las estructuras que de él dependen. 3) La cosa funciona MEJOR cuando uno mira hacia otra parte.
Eso es un asunto que depende
absolutamente de usted con indiferencia
de si se trata de una monarquía, una república o de
una partida de gin rummy.
No, amigos. La cosa no va de arriba abajo, sino exactamente en dirección contraria. Una pieza de hierro se oxida desde afuera hacia dentro. NUNCA al revés. (Dedicado a Thomas de Quincey. In memoriam). |
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martes, 18 de febrero de 2014
Por qué los Miembros de las Casas Reales no deben meter la mano en La Caja
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Por un momento pensé que teníamos la solución a la corrupción.. bueno "corrosión" a través de la estructura del “ánodo de sacrificio” pero continuando la lectura deduzco que el mensaje principal es que casos muy sonados hacen de ánodo de sacrificio y nos hace parecer menos corroidxs a la mayoría de los mortales, ¿va por ahí?
ResponderEliminarGracias Ascen. En IM procuramos ser multidisciplinares. Precisamente por eso, los posts intentan ser universos abiertos.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Equipo IM.
Francamente, su texto me ha inquietado.Ayer tuve la oportunidad de hacerme con el bolso de una anciana indefensa, tarea que llevé a cabo con la soltura y profesionalidad que me caracterizan. Tras leer su post he visto que mis ambiciones son limitadas y me planteo mi reconversión, a través de un proceso psicoanabático, en asesor de familias reales que TODAVÍA no hayan metido la mano en la caja.
ResponderEliminarAlfred Yang.
Estási todos mal de la bola, pero lo que se dice mal-mal. Seguid así!!!!!!!!
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